volver a ley moral

LA LEY (DEFINICIÓN) ST I-II, 90

 

La ley es una norma, regla,  dictada por el legislador. Es decir, un precepto establecido por la autoridad competente, en que se manda o prohíbe algo y para el bien de los gobernados. Su incumplimiento trae aparejada una sanción.

Las leyes son delimitadoras del libre albedrío de las personas dentro de la sociedad. Se puede decir que la ley es el control externo que existe para la conducta humana, en pocas palabras, las normas que rigen nuestra conducta social.

El hombre, cuando respeta la naturaleza propia del ser humano, alcanza la felicidad y la plenitud. Cuando va en contra de su naturaleza, cae en el vacío. Su vida pierde sentido, como le sucede, por ejemplo, a una persona adicta a las drogas.

Pero, la pregunta es: ¿con respecto a qué? ¿Cuál es la norma o el criterio para saber si algo es bueno o malo?

La respuesta es el bien moral, que regula los actos humanos en orden a su fin último. El bien moral es lo que mejora a toda la persona y no solo a una de sus partes, por ello es diferente al valor que sólo mejora alguna parte de la persona. Es el bien que está por encima de todos los demás bienes.

El bien moral" es el que le da valor a todos los actos del hombre.

¿QUE ES LA LEY? La naturaleza de la ley está expresada en la definición clásica que dio San Tomás en su Suma Teológica:

LA LEY ES UNA ORDENACIÓN DE LA RAZÓN DIRIGIDA AL BIEN COMÚN Y PROMULGADA POR QUIEN TIENE EL CUI­DADO DE LA COMUNIDAD

(Lex est ordinatio rationis ad bonum commune ab eo, qui curarci communitatis habet, promulgata (Summa Theologiae (ST) I-II 90. 4)).

 Es decir LA LEY ES un acto de la razón, en orden al bien común, promulgada por aquel que tiene el cuidado de la comunidad para que esta alcance el bien común.

La ley en tanto es impuesta como regla y medida es menester que sea conocida por la comunidad. Así es propio que para que la ley tenga fuerza de obligar, que es lo propio de la ley, debe ser aplicada a los hombres. La aplicación se produce en la promulgación de la ley. Por lo que la promulgación es necesaria para que la ley adquiera su vigor.